lunes, 22 de septiembre de 2008




Martes 9 de septiembre del 2008.
Querido amigo, hoy fue un día muy peculiar, rutinario al inicio. Como todas las mañanas me levante a las 5:30 am , me bañe, me arregle y me fui camino a la escuela. Teníamos una cita con Lore a la entrada de la biblioteca para encaminarnos a un paseo, yo pensé que era algo ligero, en nuestro carro y a un lugar despejado, así que no le di mucha importancia vestirme con comodidad.

A las 7:00 am estábamos algunos de mi carrera esperando a que llegaran los demás de arquitectura y de ahí encaminarnos a nuestro recorrido. Fue una mañana muy fresca, el aroma refrescante a mar nos acompañaba junto a unos delgados rayos sol. Ya estando todos reunidos Lore nos dijo que nos veíamos en el centro comercial para organizarnos, al llegar nos informo que dejaríamos nuestros carros en ese lugar y nos iríamos en camión colectivo, desde ahí comenzó nuestra pequeña aventura. Al subirnos al camión nos recibió un olor no muy agradable, mi compañero ¨Tarzan¨ lo definió como olor a albañil. Nos sentamos en lo asientos cuadrados e incómodos al fondo como 20 minutos que duro el recorrido. Fue algo difícil, ya que el chofer no era muy buen conductor que digamos, frenaba constantemente y mi amiga violeta casi llora del dolor de cabeza. Al bajarnos del camión eran como las 7:20 y el olor a hierbas nos esperaba. Entramos por un pasillo muy extraño, era de un mercado. A los lados había muchísimas velas, de colores oscuros, hileras de libros , adornos extraños, condimentos raros y muchisí imágenes de la Santa muerte en todas sus versiones, papel mache, cera, hoja de tamal, etc. Al final del recorrido por le pasillo había un altar gigante en donde estaba otra santa muerte de tamaño casi natural, escoltada de muchas velas a su honor. Al final, el pasillo fue tomando otra perspectiva, ya se veían los grandes y típicos quesos de mercado, los dulces mexicanos y los nopales . De ahí nos encaminamos a la calle del centro, enfrente de la catedral. Había mucha gente esperando taxis para irse a trabajar y otros abriendo sus pequeños localitos. Todo iba de maravilla, como un paseo normal, hasta que entramos a la famosa calle de


la revolución, la cual tiene un toque de todo menos mexicano, esta algo ¨ a gringado¨ y rodeado de comercios de comida rápida americanos, yo esperaba ver esos burros pintados como cebras, pero no vi nada. En lugar da caminar derecho, decidimos ir hacia debajo de las calles, pasamos por varios locales pequeños y el olor iba a cambiando.
Sentí un olor a grasa , de esa que se siente cuando vas al mecánico. Pasamos por un inmenso e innecesario reloj en forma de sem- circulo y vimos algunos miembros de mariachi, desfajados y cansados, se notaba que no tenían dirección, tenían la vista perdida.
8:15 am, seguíamos nuestra ruta por las calles bajas, ahora el aroma que se sintió era a alcohol viejo combinado con orines, no era nada agradable, y para marearnos con mas seguridad había música de banda a todo el son, provenía de los congales que rodeaban a la calle que era nada mas y nada menos que la Coahuila. Yo ya había caminado por este lugar una vez y pasado en carro muchas, pero, me impacto ver el grado de actividad que había a esta hora, los hombres viciosos aun estaban refugiados en esos lugares, tomando alcohol o visualizando con morbo a las mujeres que ahí se encontraban.
Las mujeres de la calle estaban paradas en las esquinas esperando un cliente, es una imagen realmente triste, eran mujeres de edades muy avanzadas y jovencitas, vestidas en paños menores y con zapatillas inmensas transparentes. Yo las veía a los ojos, pero ellas nunca voltearon a vernos, bajaban la mirada ,evitándonos.
Ya regresando a las calles un poco mas decentes, alrededor de las 8:50 am , nos llego un olor a grasa de animal fuertísimo, estábamos entre puros puestos de tacos y un ¨Mc Donals¨. En nuestro caminar vimos varios lugares de comida y uno muy especial que contaba con dos maquinas de apuestas. Eran locales muy pequeñísimos y en mal estado. Mi amiga violeta en su caminar piso un condón ya usado, yo creo que con esto, querido amigo, te describo el grado de miseria que habita en ese triste lugar, que lamentablemente es de los que mas simboliza nuestra ciudad.
De regreso nos fuimos de nuevo en un camión colectivo, pero este tenia asientos un poco mas cómodos, llego un señor con un acordeón piano, quien nos interpreto canciones muy lindas, de origen del sur de México, tenían una letra algunas algo ofensivas, pero con la cadencia de la melodía no se le prestaba tanta atención. Lore iba asustada, pues el chofer manejaba muy rápido, y sabiendo que no es un a

automóvil muy estable mas miedo daba. En el camión iban muchas mujeres, amas de casa de aquellos lugares que visitamos. Se veían cansadas, perdidas, sin ninguna luz de esperanza en sus ojos, eran mujeres( o por lo menos se veían) ya mayores, con canas entre el cabello mal pintado con tinte barato, que sabe que historia tendrán con estas calles del centro de la ciudad de Tijuana. Fue una realidad muy miserable y triste querido amigo, claro que yo sabia de la existencia de tal, pero entre los olores y las calles sucias sentí el golpe de la realidad. Que agradecida me siento por mi vida, me quejo por detalles insignificantes, como la dificultad de algunas tareas que me dejan en algunas materias de mi carrera, pero realmente agradezco que sea eso y no preocuparme por andar sobreviviendo en esas calles. Quizá amigo, he sonado muy ácida a lo largo de este escrito, pero realmente agradezco las oportunidades que la vida me esta dando, y de pensar en una solución futura para esa crisis que me ocasiona dolor.
Al llegar a playas, fue un cambio de escenario totalmente drástico, nos despedimos, nos fuimos en nuestros carros a comer tacos. A fuera de la taquería me dije: ¨ pensar que no daría esa gente por estar parados en este lugar¨, que fuerte constaste de realidades , de oportunidades y de suerte.

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